Cielo y tierra by Nora Roberts

Cielo y tierra by Nora Roberts

autor:Nora Roberts [Roberts, Nora]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Fantástico, Romántico
editor: ePubLibre
publicado: 2002-02-22T05:00:00+00:00


Ripley se despertó llorando con las imágenes de destrucción todavía dando vueltas en su cabeza.

11

Ella no acostumbraba a pedir consejos, porque según su experiencia solían ser difíciles de digerir, pero aquel sueño la había destrozado.

A lo largo del día había estado a punto de soltarle todo a Zack una docena de veces. Sabía que podía contar con él y que su amistad era tan auténtica y sólida como sus lazos de sangre, pero tuvo que admitir que necesitaba un hombro de mujer. Mia y Nell no servían. La conexión era demasiado estrecha.

Pero había una persona que estaba ligada a todos ellos y con quien siempre se podía contar para que dijera lo que pensaba, quisieras escucharlo o no. Fue a ver a Lulú.

Esperó lo suficiente como para que hubiera podido llegar a casa desde la librería, pero no tanto como para que se instalara demasiado cómodamente. Después de atravesar el césped artificial, tuvo que hacer un esfuerzo para que sus ojos se acostumbraran a los violentos colores que Lulú había elegido para pintar su casa; llamó a la puerta trasera y se felicitó por el buen cálculo de tiempo que había hecho.

Lulú se había cambiado la ropa de trabajo por un jersey en el que se leía: «El café, el chocolate, los hombres… es mejor que sean ricos».

Llevaba una botella de vino en la mano, calzaba unas usadas zapatillas rojas y mostraba el aire ligeramente irritado de alguien a quien se ha interrumpido.

—¿Qué te ocurre? —le preguntó Lulú.

No era precisamente una bienvenida calurosa, pero se trataba de Lulú.

—¿Tienes un momento? —preguntó Ripley.

—Supongo que sí —contestó Lulú dándose la vuelta y dirigiéndose a la encimera para coger el sacacorchos—. ¿Quieres un poco de esto?

—No me importaría.

—¡Menos mal que no me he encendido un porro! —exclamó Lulú.

Ripley se estremeció.

—¡Maldita sea, Lulú!

Lulú dejó escapar una risa aguda y destapó el corcho.

—Estaba bromeando. Siempre consigo pillarte. No he dado una calada en… veintiséis años —suspiró con nostalgia—. Tu padre fue el primero y el último que me arrestó. Me confiscó mi preciosa planta y toda la cosecha. Me dijo que era consciente de que yo podía conseguir más si quería, o bien seguir trabajando para la abuela de Mia y cuidar de ella; que pensaba que yo tendría el suficiente sentido común como para saber qué me convenía más. Siempre me gustó tu padre.

—Es una historia conmovedora, Lulú. Me has dejado sin habla.

Lulú sirvió el vino en dos copas y se sentó poniendo los pies en una de las sillas de la cocina.

—¿Qué te ha traído hasta mi puerta, ayudante?

—¿Podemos empezar por una conversación intrascendente para preparar el terreno?

—De acuerdo —Lulú dio un trago, saboreando el final de un día de trabajo—. ¿Qué tal tu vida sexual?

—Eso es una parte del terreno que quiero ir preparando.

—Nunca pensé que llegaría el día en que Rip, la Lanzada, viniera a llamar a mi puerta para tener una charla sobre sexo…

Antes de que terminara, Ripley se sintió violenta.

—¡Madre mía! Lu, ya nadie me llama así.

—Yo sí —dijo Lulú sonriendo abiertamente—.



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